Los problemas para tener un hijo son cada vez más frecuentes. Se estima que el 16-20 % de las parejas españolas se encuentran en esta situación.
Existen dos términos en español para definir la imposibilidad de tener un hijo:
ESTERILIDAD: incapacidad para conseguir un embarazo tras mantener relaciones sexuales regulares y desprotegidas.
INFERTILIDAD: la pérdida reiterada de gestaciones antes de que el feto sea viable
En el caso de la esterilidad, se aconseja iniciar un estudio de esterilidad cuando una pareja no consigue una gestación tras un año de relaciones sexuales sin medidas anticonceptivas, aunque existen circunstancias que exigen acortar este periodo de tiempo a 6 meses, como por ejemplo, la edad de la mujer igual o superior a 35 años.
Las pruebas diagnósticas que nos van a orientar sobre la causa más probable de la esterilidad en una pareja y sobre el tratamiento más apropiado son, en el varón, el estudio seminal y, en la mujer, el estudio de la reserva ovárica mediante determinaciones hormonales y el estudio de las características del útero, trompas de Falopio y ovarios que se realiza, básicamente, con una ecografía transvaginal y una prueba radiológica llamada histerosalpingografía.
Respecto a la infertilidad, y según la evidencia clínica actual, se aconseja iniciar un estudio para descartar factores de riesgo que puedan condicionar más pérdidas gestacionales tras tres abortos consecutivos.
El estudio básico tratará de evaluar la existencia de alteraciones genéticas en ambos miembros de la pareja, alteraciones inmunológicas que produzcan alteraciones de la coagulación, tanto congénitas como adquiridas en la mujer y el estudio de la morfología uterina mediante ecografía transvaginal y/o una técnica endoscópica, la histeroscopia, que permite evaluar, bajo visión directa, las características morfológicas de la cavidad del útero.