En los próximos meses vamos a asistir al lanzamiento mundial de un nuevo fármaco que puede revolucionar los protocolos de estimulación ovárica en las técnicas de reproducción asistida.
Se trata de una proteína híbrida de FSH y HCG sin actividad LH que tiene una actividad FSH sostenida en el tiempo: la corifolitropina alfa.
En el pasado congreso SEF, y en un simposium patrocinado por el laboratorio que ha desarrollado y va a comercializar la molécula, al margen de los aspectos promocionales del acto, hubo una ponencia muy interesante desarrollada por Dª Montserrat Roca, psicóloga de la Unidad de Reproducción del Hospital Quirón de Barcelona cuyo título he resumido en el encabezamiento de este artículo: “Entendiendo la carga psicológica de los tratamientos en la estimulación ovárica”
Es impactante ver la evolución de los tratamientos en medicina reproductiva a lo largo de los años y cómo se ha ido minimizando las molestias derivadas de su administración o las producidas por protocolos de estimulación más agresivos.
Sin embargo, y como comentó la Montserrat, un alto porcentaje de abandonos de tratamiento deriva de cuadros de ansiedad relacionados con los propios fármacos: miedo a errar con la dosis, equivocarse con el lugar de la administración, miedo al dolor provocado por las agujas etc.
Estoy de acuerdo con ella en que todos estos factores se dan en las pacientes sometidas a tratamientos de estimulación ovárica (lo vivimos día a día todos los que nos dedicamos a esta parte de la medicina tan específica), pero también añadiría varios factores que pueden agravar el estado de ansiedad asociado a estos tratamientos.
Debemos tener en cuenta que la pareja que se encuentra en tratamiento ya ha pasado por un periodo más o menos largo de búsqueda de gestación y que cada menstruación es percibida como una decepción. Aunque inicialmente no se haga patente, el hecho de que se consulte médicamente implica que se es consciente de que existe una dificultad y, probablemente, la administración diaria de una medicación recuerda, consciente o inconscientemente, esa dificultad.
Hemos conseguido que las pacientes puedan autoadministrarse los tratamientos (hemos pasado de preparados para administración intramuscular a otros subcutáneos) lo cual ha disminuido la dependencia del personal sanitario para continuar el tratamiento; hemos cambiado el formato de algunos de los preparados y disminuido la manipulación que debe hacer la paciente de éstos para la administración diaria. Hemos recorrido un gran camino facilitando a estas parejas todo el proceso terapéutico (ver el archivo de slideshare sobre fármacos y reproducción) pero aún nos queda mucho por hacer para conseguir lo que se ha dado en llamar friendly treatment y reducir la tensión psicológica que suele presentarse en este tipo de patologías.
El lanzamiento de esta nueva molécula puede ayudar en este sentido, pero su utilidad práctica real habrá que descubrirla con el paso del tiempo.